sábado, 1 de julio de 2023

Sobre los cristianos anónimos

 En el pensamiento cristiano contemporáneo, existe una figura potente orientada a construir una Cultura por la Paz. Se sintetiza en la expresión "cristianos anónimos", que a mediados del siglo XX, propuso el teólogo jesuita Karl Rahner. Con ella, Rahner se refería a las personas que viven de acuerdo con la voluntad de Dios, aunque no se identifiquen como cristianas. Rahner sostenía que la gracia de Dios está disponible para todas las personas, más allá de su afiliación religiosa. Una noción que amplió universalmente el horizonte de salvación, abarcando a todos los seres humanos por igual. El pensamiento de Rahner inspiró algunas de las líneas directrices seguidas por el Concilio Vaticano II. Entre ellas, la valoración del tesoro de sabiduría contenido en otras tradiciones. Aquellas "semillas de verdad" referidas en la Declaración Nostra Aetate, donde textualmente se lee: "La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones es verdadero y santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, aunque discrepen mucho de los que ella mantiene y propone, no pocas veces reflejan, sin embargo, un destello de aquella verdad que ilumina a todos los hombres" (Octubre de 1965). Según Rahner, los "cristianos anónimos" se encuentran entre quienes siguen otros caminos religiosos e incluso entre aquellas personas que no se identifican con ninguna religión. Rahner sostenía que estas personas, aunque no sean conscientes de ello, pueden estar en comunión con Dios y vivir según los valores del Evangelio, aún sin presentarse como cristianas. La tesis de que hay muchos cristianos que no se identifican explícitamente como tales nos recuerda que la búsqueda de la paz y de la verdad no son propiedad exclusiva de una tradición o religión en particular. Los valores como el amor, la compasión, la justicia y el perdón son universales y practicados por personas de todas las creencias e incluso por personas sin creencias religiosas. Por otro lado, la expresión "cristianos anónimos" nos invita a reflexionar también sobre la importancia que tiene el testimonio de vida, por encima de la mera identificación nominal con una religión o filosofía. Esto significa que lo trascendente, ya no es tanto la categoría a la que pertenecemos, sino el modo en el que vivimos nuestros valores en el mundo. Si buscamos la paz en nuestras relaciones y comunidades, tendremos que actuar de manera coherente con esos valores en nuestro día a día. Desafío y compromiso evangélicos que pueden encontrarse por doquier. Tanto dentro como fuera de las instituciones. En lugar de adoptar una actitud intransigente o exclusivista en nuestra comprensión de la religión, Rahner sugiere la importancia de una actitud humilde y abierta a las diferentes formas en las que la espiritualidad puede manifestarse en la vida de las personas. Al reconocer que hay diversos caminos para buscar la paz y la plenitud humana, podemos fomentar un diálogo interreligioso genuino y una cooperación más amplia en nuestra búsqueda común de un mundo más pacífico y justo.

Juan Manuel Otero Barrigón

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